Autor: Johannes Vermeer, h. 1665-1667
Técnica Óleo sobre tel
Estilo Barroco
Tamaño 46,5 × 40
Localización Mauritshuis, La Haya,
Flag of the Netherlands.svg Países Bajos
[fuente Wikidata]
Técnica Óleo sobre tel
Estilo Barroco
Tamaño 46,5 × 40
Localización Mauritshuis, La Haya,
Flag of the Netherlands.svg Países Bajos
[fuente Wikidata]
Considerada por muchos como la “Mona Lisa holandesa”, supone junto con
“Dama con velo”, dos de los cuadros más singulares de toda su obra, en los que,
a diferencia de otros como “Muchacha leyendo una carta” o “La muchacha del collar de perlas”,
la mujer no aparece como un objeto retratado más, sino que parece aquello que puede ser interpretado como un simple bodegón, entendiendo a la mujer como el único objeto del cuadro, o como todo lo contrario, la mujer como elemento principal y excepcional de la obra.
Entra aquí, el juego de la cámara oscura, referencia inequívoca al cine
dentro de la pintura del cine, fundiendo la vida con el Arte;
y, la duda de si este artista holandés la utilizaba habitualmente para ayudarse y
tener una visión más clara de aquello que pintaba.
El retrato y Griet
LA JOVEN DE LA PERLA, CON SCARLETT JOHANSSON
“Ha mirado en mi interior” dice la protagonista, absorta ante sí misma.
El cuadro actúa aquí como espejo, como si a Griet
de pronto se viese sumida en una revelación.
Se da cuenta de que Vermeer la conoce, es consciente de sus sentimientos
y de sus movimientos, así como del silencio que hay entre ellos.
Es en este momento cuando no duda, se fía de su maestro y
acata sus leyes, accediendo a perforarse el lóbulo para él, para el cuadro,
porque ya hay justificación, no es un atrevimiento en vano.
De este modo, ambos dibujan un retrato conjunto, donde no solo está presente Griet, sino también el alma o la intención del pintor en aquello que hace, es una mirada subjetiva y personal, la del artista, de su pasión, del deseo de anhelar algo.
Las características físicas y morales se confunden a la vez que se complementan.
Unos ojos grandes, piel blanca, cara inocente y juvenil caracterizan a Griet.
Sigilosa, tranquila y paciente, aunque en ocasiones su respiración alterada lo dice todo de ella.
Ávida de conocimiento y nuevas experiencias, se muestra inteligente
a la vez que temerosa en sus acciones. Parece pasar desapercibida, resulta volátil
excepto a los ojos del atormentado Vermeer obsesionado por la belleza,
que es capaz de realizar una pintura de su pensamiento.
Webber recupera para su debut como director la novela homónima
de Tracy Chevalier, y la lleva a imágenes en movimiento.
Pero no es este el tema del trabajo, sino la forma en la que
un retrato pictóricose toma como objeto para conformar la historia principal.
Por ello, en este caso concreto, no interesa tanto la biografía del pintor holandés
como una de sus obras, “La joven de la perla” que es la que articula la acción, Griet.
Plasticidad cinematográfica. Cómo es Vermeer en Webber
Espacios.
“La imagen pintada transforma lo ausente –porque sucedió lejos
o hace mucho tiempo- en presente.
La imagen pintada trae aquello que describe el aquí y ahora.
Colecciona el mundo y lo trae a casa.´
El cine nos transporta desde el lugar en que estamos hasta la escena de la acción.
(...)La pintura nos trae a casa. El cine nos lleva a otra parte”...
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